“Les dejo la paz, Les doy mi paz; La paz que yo les doy no es como la que da el mundo. Que no haya entre ustedes ni angustia ni miedo. Juan 14:27.
Siempre he sentido una gran admiración por el Papa viajero, el que no sólo viajó por el mundo entero, sino que llevó consigo un mensaje de amor y paz que nadie puede olvidar. No puedo dejar de mencionar aquel encuentro con el papa en el 1981 cuando nos reunimos para el mensaje que dirigió a toda la Renovación Carismática del mundo y que le llegaría por los delegados que con él compartíamos. A partir de ese encuentro, unos meses después fui ingresado al Hospital de Veteranos y después de muchos estudios, análisis y una laminectomía, (operación de la espalda) me encontraron una Syringomielya y Ependimoma (tumor) en la columna vertebral que progresiva y lentamente me tiene en un sillón de ruedas.
Con gusto y alegría comparto esta oración con ustedes.
Oración del enfermo
Autor: Juan Pablo II
Tú conoces mi vida y sabes mi dolor,
Has visto mis ojos llorar,
Mi rostro entristecerse,
Mi cuerpo lleno de dolencias
Y mi alma traspasada por la angustia.
Lo mismo que te pasó a ti
Cuando, camino a la cruz,
Todos te abandonaron
Hazme comprender tus sufrimientos
Y con ellos el amor que Tú nos tienes
Y que yo también aprenda
Que uniendo mis dolores a Tus Dolores
Tienen un valor redentor
Por mis hermanos,
Ayúdame a sufrir con Amor,
Hasta con alegría.
Si no es “posible que pase de mi este cáliz”,
Te pido por todos los que sufren;
Por los enfermos como yo
Por los pobres, los abandonados,
Los desvalidos, los que no tienen
Cariño ni comprensión y se sienten solos,
Señor:
Sé también que el dolor lo permites Tú
Para mayor bien de los que te amamos.
Has que estas dolencias que me aquejan,
Me purifiquen, me hagan más humano,
Me transformen y me acerquen a Ti.
Amén.
Oración por la paz
¡NO A LA GUERRA!
ORACIÓN DE JUAN PABLO II, POR LA PAZ
Dios de infinita misericordia y bondad,
con corazón agradecido te invocamos hoy
en esta tierra que en otros tiempos recorrió san Pablo.
Proclamó a las naciones la verdad de que en Cristo
Dios reconcilió al mundo consigo (cf. 2 Co 5, 19).
Que tu voz resuene en el corazón
de todos los hombres y mujeres,
cuando los llames a seguir
el camino de reconciliación y paz,
y a ser misericordiosos como tú.
Señor, tú diriges palabras de paz a tu pueblo
y a todos los que se convierten a ti
de corazón (cf. Sal 85, 9).
Te pedimos por los pueblos de Oriente Próximo.
Ayúdales a derribar las barreras
de la hostilidad y de la división
y a construir juntos un mundo de justicia y solidaridad.
Señor, tú creas cielos nuevos
y una tierra nueva (cf. Is 65, 17).
Te encomendamos a los jóvenes de estas tierras.
En su corazón aspiran a un futuro más luminoso;
fortalece su decisión de ser hombres y mujeres de paz
y heraldos de una nueva esperanza para sus pueblos.
Padre, tú haces germinar
la justicia en la tierra (cf. Is 45, 8).
Te pedimos por las autoridades civiles de esta región,
para que se esfuercen por satisfacer
las justas aspiraciones de sus pueblos
y eduquen a los jóvenes en la justicia y en la paz.
Impúlsalos a trabajar generosamente por el bien común
y a respetar la dignidad inalienable de toda persona
y los derechos fundamentales que derivan
de la imagen y semejanza del Creador
impresa en todo ser humano.
Te pedimos de modo especial
por las autoridades de esta noble tierra de Siria.
Concédeles sabiduría, clarividencia y perseverancia;
no permitas que se desanimen en su ardua tarea
de construir la paz duradera,
que anhelan todos los pueblos.
Padre celestial,
en este lugar donde se produjo
la conversión del apóstol san Pablo,
te pedimos por todos los que creen
en el evangelio de Jesucristo.
Guía sus pasos en la verdad y en el amor.
Haz que sean uno,
como tú eres uno con el Hijo y el Espíritu Santo.
Que testimonien la paz
que supera todo conocimiento (cf. Flp 4, 7)
y la luz que triunfa sobre las tinieblas de la hostilidad,
del pecado y de la muerte.
Señor del cielo y de la tierra,
Creador de la única familia humana,
te pedimos por los seguidores de todas las religiones.
Que busquen tu voluntad
en la oración y en la pureza del corazón,
y te adoren y glorifiquen tu santo nombre.
Ayúdales a encontrar en ti
la fuerza para superar el miedo y la desconfianza,
para que crezca la amistad y vivan juntos en armonía.
Padre misericordioso,
que todos los creyentes
encuentren la valentía de perdonarse unos a otros,
a fin de que se curen las heridas del pasado
y no sean un pretexto
para nuevos sufrimientos en el presente.
Concédenos que esto se realice
sobre todo en Tierra Santa,
esta tierra que bendijiste
con tantos signos de tu Providencia
y donde te revelaste como Dios de amor.
A la Madre de Jesús,
la bienaventurada siempre Virgen María,
le encomendamos
a los hombres y a las mujeres
que viven en la tierra donde vivió Jesús.
Que, al seguir su ejemplo, escuchen la palabra de Dios
y tengan respeto y compasión por los demás,
especialmente por los que son diversos de ellos.
Que, con un solo corazón y una sola mente,
trabajen para que el mundo sea
una verdadera casa para todos sus pueblos.
¡Paz! ¡Paz! ¡Paz!
Amén.